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LA ERA DE LO HIPER. Escribe Facundo Ortiz

Escribe FACUNDO ORTIZ, COLUMNISTA INVITADO

A partir de hoy nuestra página se enriquece al contar con un columnista invitado como Facundo Ortiz.

Lo invitamos porque queríamos contar con su joven y fresca visión en estos momentos tan especiales que vivimos, de tanta incertidumbre, de aprendizaje, de descubrimientos.

Por suerte aceptó.

Su pluma y mirada aguda nos invita a reflexionar.

A disfrutarlo.

La Era de lo Hiper.

Desde que la masividad de Internet se coló en nuestra vida diaria a través de los celulares inteligentes, a comienzos de la década del 10′ de este siglo en nuestras sociedades subdesarrolladas, nuestra vida ha experimentado una aceleración y un vértigo del exceso constante.

Todo ha pasado a tener un valor de instante, las noticias, la música, el deporte, la discusión política, etc.

Nuestro consumo se vuelca hacia el exceso, continuamente experimentado esa velocidad estamos necesitados de más, de lo hiper y magnificente.
Nuestra medida de éxito es el instante y lo hiper, admiramos al jugador de fútbol que brilla una temporada y luego desaparece, admiramos a los cantantes que con una canción alcanzan el éxito y una masividad planetaria lograda en 30 segundos que en los próximos 30 segundos ya fue desplazado por otro que encontró una nueva forma para atraer nuestro consumo cultural devenido en hedonista; los 15 minutos de fama que el pintor estadounidense, Andy Warhol, icono del Pop Art, auguraba que todos tendríamos, se han quedado atrás; 15 minutos es una eternidad en esta era, 15 segundos es la medida perfecta del éxito que ha encontrado Instagram para captar nuestra vapuleada atención. 

Continuamente se difunden listas de éxito donde el exceso es la marca: los más millonarios, los más consumidos en twitch o YouTube, los más escuchados en Spotify, el Trending Topic de Twitter, las series o películas más populares de la semana en las plataformas de streaming, los libros más leídos del año, los deportistas mejores pagos, los presidentes con más popularidad cada semana, etc. Necesitamos saber a cada instante que estamos viendo, escuchando y consumiendo todos para así no perdernos de nada, para poder ser parte todo el tiempo de las conversaciones en redes sociales, una comunidad de consumidores obsesivos necesitados de más y más.

Y estos años de pandemia lo hiper y la aceleración la hemos experimentado en el consumo diario de millones de datos sobre el virus, sus mutaciones, las vacunas, los brotes, la situación epidemiológica en cada país, todos los días y a cada hora leemos datos que la inmensa mayoría no sabemos como interpretar, pero que la necesidad extenuante de consumo e información nos lleva a hablar de ellos como si supiéramos bien de que se trata.
La cultura de lo hiper y del instante nos lleva irremediablemente a la desinformación y a la confusión, es tanta la cantidad de datos y estímulos para consumirlos que recibimos que nos es imposible en el insignificante tiempo que tenemos discernir lo real de lo falso.

Esta necesidad de lo hiper con su aceleración y acumulación nació conjuntamente con el capitalismo, la producción capitalista necesita de la constante renovación y aceleración para lograr su mayor rendimiento en la búsqueda de la acumulación constante de dinero, esa mercancía que tal como nos dice Marx es el equivalente universal de todas las mercancías y el fin último que persigue la producción capitalista.

Lo que hemos vivido en los últimos años es esa necesidad capitalista trasladada a nuestra vida diaria, nuestro patrón de vida se adaptó a los requerimientos de la producción,  nuestro consumo se aceleró en una búsqueda incesante de todas las cosas, todos los productos, todos los datos, todas las interacciones, acumulamos por acumular así como el sistema produce por la búsqueda de la producción misma.

Esta hipermodernidad, en términos del filósofo francés Gilles Lipovetsky (de ahí el robo de lo hiper para el título), nos lleva al exceso y a la aceleración constante, nos perdemos en una nebulosa de consumo hiperbólico de la que nadie puede salir.