CINCO MINUTOS Y NADA MÁS (Por Kevin Direnso Poter)
Escribe Kevin Dirienso Poter ,Director General Revista Flow,IG: @kevindpoter, www.revistaflow.com.ar
Durante el pasado viernes 21 y el sábado 22, el Chuí vivió una fiesta. Ni la lluvia paró la algarabía de una ciudad que, al igual que todos los años, se conglomeraba frente a la plaza principal de Chuí Brasil para celebrar un nuevo aniversario (el N° 27 en este caso) del municipio. Entonar el parabens parecía la excusa perfecta para dejar atrás la pandemia y volver a esos festivales necesarios con el cara a cara como bandera.
Para quienes no me conocen por estos lares, mi nombre es Kevin y soy un periodista argentino que cruzó el charco y recorrió los 340 km que separan la centralidad de Montevideo, del para mi, rinconcito más lindo que tiene esta tierra. Esa frontera inexplicablemente caótica y tan particularmente colorida que de una avenida a la otra desprende tantas similitudes como diferencias. Llegue a Chuy hace mucho para vacacionar, con la excusa de conocer el lugar de nacimiento y crianza de mi compañera y creo que jamás me fui del todo. Pero es hoy, luego de noventipico de días de adaptación, donde me encuentro más a gusto y donde comienzo a sentirme uno más. El Chuy tiene un encanto que es, paradójicamente muy difícil de describir. Cualquiera que llegue asi sea a comprar, a descansar o simplemente de paso, se llevará consigo un pedazo de esta tierra, donde el punto más austral de Brasil, se choca con el más “lejano” (dato que por las dudas pongo entre comillas) sobre las costas del este de Uruguay. En fin, en este corto tiempo como nuevo integrante de este crisol de razas unido en Chuy-Chuí, tuve la suerte de vivenciar muchas actividades preparadas para la comunidad, pero no fue hasta el pasado sábado que mi voracidad para escribir se apodero de mi creatividad y me llevo a escribir esto, que espero pueda publicarse.
Por razones de tiempo y organización familiar, no pude asistir el día viernes, fecha en la que este gran cumpleaños daba inicio. Sin embargo, tuve mis “informantes” que me han transmitido sus sensaciones y me han contado sobre lo magnifico que han pasado durante la jornada. Según datos oficiales, cerca de 4 mil personas dijeron presentes el día viernes disfrutando de los shows de Amada Juana, Gabriela Benitez, Denis Moura, Leo Ribeiro e Banda y del gran cierre en manos de Chacho Ramos. También de los stands de comida que entre choris, Baurús y bebidas deleitaban el paladar de los asistentes.
Pero lo que más me sorprendió y dio pie a esta nota fue la jornada del sábado. De ante mano ya nos habíamos preparado para asistir, llegamos temprano a Chuy (nuestra morada es en La Barra) con el sol iluminando nuestros pasos. Cruzamos la Plaza Artigas y rápido nos metimos en el Makro. Según la información que teníamos el evento comenzaba 18:30 hs. Y en ese momento el reloj nos decía que eran las 17:30. Teníamos tiempo. Salimos del Makro y notamos que las nubes ya eran las dueñas del cielo, a lo lejos tronaba y el movimiento de los puesteros que corrían de acá para allá con plásticos protectores como jugando una carrera contra el clima, nos testificaba que la lluvia estaba al caer. Suele pasar y esto lo digo para quienes no conocen el micro clima de la frontera, que en un rato haya lluvia, sol, granizo, nubes, llovizna, sol y así sucesivamente, todo ello en cuestión de minutos. Así fue como no nos dio tiempo de cubrirnos del todo y la lluvia torrencial inundo el Chuí en cuestión de minutos. Sin imaginarlo hay estábamos empapados, con el agua hasta los tobillos y atrapados en una esquina donde la lluvia no paraba y el agua nos iba rodeando.
Eran las 18 hs. Y en mi completo desconocimiento pensaba “esto se va a suspender”, ni el amor más profundo por Lucas Sugo hará que la gente asista si esta lluvia continúa, pero como de costumbre me equivocaba. Aprovechamos una parada para secarnos un poco y cuando la lluvia ya era historia empezamos a caminar para la plaza. Ya a lo lejos el escenario se dejaba ver y los primeros humos de parrilla funcionaban de GPS casero para indicarnos hacia donde era que teníamos que ir. El barro era una anécdota y la gente iba llegando poco a poco. Algunos con heladeritas, otros con reposeras, otros tantos con ambas cosas. La noche pintaba inestable para el clima, pero completamente hermosa para seguir celebrando el aniversario de un Municipio que tiene mucho para ofrecer, tanto que ni siquiera los locales se lo imaginan.
Escribo esto con los ojos de alguien que tiene la valija en la mano, como alguien que es (o era) ajeno a este tipo de celebraciones y que quedó sorprendido con lo bien que le hacen a la comunidad. Realmente no se cuanta genta había sobre el barro y bajo la llovizna casi constante de la noche del sábado, pero si pude notar que con la música como excusa, la gente se reúne. No importa nada más que tener un escenario enfrente y un par de buenos artistas que dejen esa magia incalificable que la música posee independientemente de su estilo y/o genero. Tanto Banda Vynyl, como Banda Municipal, Martin Piña, Thiaguinho y por supuesto Lucas Sugo, dejaron todo para darle al sábado un cierre perfecto este aniversario número 27.
Hubo tiempo para un exquisito Baurú, para una resbaloza recorrida por los puestos, para un brindis de cerveza en honor a esta hermosa frontera y para una clase magistral de pizzas caseras de la mano de “julito” un gurí integrante del hogar perteneciente al INAU que por su carisma y por su manera de ser merece un espacio en este articulo.
Deje aquel campito, que para ese entonces era un barrial envuelto en una sensación de plenitud absoluta. Y como quien viene desde otro lugar, donde los festivales masivos son materia cotidiana, feliz de notar lo bien que le hacen a una comunidad reuniones de este tipo. Para compartir con el de al lado de un modo relajado y festivo, para reunir a la gente que tal vez, sin esta excusa, no se reuniría. Para darle un respiro económico a todos los emprendedores que con su carrito van de arriba para abajo ofreciendo manjares y para que con la música como punto de encuentro la gente coreé canciones al unísono en tono de somos todos iguales, buscamos lo mismo y necesitamos de todos los demás para progresar también.
En épocas de descarnadas peleas políticas, de críticas poco constructivas y de siempre destacar lo negativo, lo vivido entre viernes y sábado funciona como un antídoto paliativo para ver que no todo está perdido y que son 5 minutos y nada más.
Por Kevin Dirienso Poter.
Por Kevin Dirienso Poter.